domingo, 9 de diciembre de 2012

La cocina lisboeta



Esta vez el viaje es real, un avión nos transportó al pasado, a una ciudad con un encanto especial, una arquitectura decadente y a la vez señorial, unos ciudadanos amables y respetuosos y una comida excepcional.
Cuando surgió la idea de ir a Lisboa rápidamente fuimos a buscar opiniones de otros viajeros y la mayoría coincidía en destacar una cosa: su gastronomía. La comida está rica y es barata.

Lisboa es una ciudad pequeña que poco a poco se va abriendo al turista pero todavía no ha sido invadida por las hordas de turistas que invaden otras capitales de Europa. Eso hace que puedas pasear por las calles cercanas al Castillo de San Jorge, un castillo visigodo situado en la colina más alta de la ciudad, y encontrar pequeños restaurantes con dos o tres mesas y un menú diario de 6 €, con bebida, postre y café, sin tener que esquivar los restaurantes diseñados para el turismo con los precios altos y la identidad mermada. 

Es una ciudad agradable para los que no nos gusta hacer de turista, para losque queremos infiltrarnos y pasar por ciudadanos, hacer los que ellos hacen sin llamar la atención para poder absorber el aroma de una ciudad distinta a la nuestra y volver a casa con la sensación de haber visto algo distinto. 

Todo esto fue gracias a Gisela, una amiga que está trabajando en Lisboa y que es más lisboeta que catalana. Nos llevó a los sitios turísticos porque es lo que toca pero callejeando por calles que no salen en las guías, y observando la ciudad desde los miradores que pasan desapercibidos para los turistas.
Callejeando llegamos a un  restaurante que nos recomendó un lisboeta que paseaba por la calle. Nos recomendó el Prícipe do Calhariz, un restaurante típico portugués con las especialidades de todo el territorio, desde pescado fresco a los mejores cortes de carne de Portugal.

Vista del restaurante

 Nosotros pedimos:

- Arroz de pato

- Lombinhos de porco grelhado com arroz e batatas. (Lomo de cerdo a la plancha con patatas y arroz)

- Cozido à portuguesa

Cozido à portuguesa

Cozido à portuguesa

Arroz de pato
Lombinhos de porco grelhado com arroz e batatas

arroz e batatas


Regamos la comida con unas cervezas imperial. Le llaman así a la cerveza de barril aunque también es una marca.

De postre tenían arroz con leche, natillas, y pasteles de todos los tipos, y es que en Lisboa comen muchos dulces. Allí son famosos los pasteles de nata, que en el barrio de Belém se llaman “pasteles de Belém”. Son unas tartaletas de hojaldre rellenas de crema que recién hechas están riquísimas.

La comida costó 8 € por persona y las raciones, aunque siendo medias, eran enormes. Como podéis ver en las fotos el cocido es muy parecido al cocido gallego, con grelos, chorizo, oreja, tocino, morcilla…

En Lisboa el plato típico es el bacalao pero no lo probamos porque no somos muy fans, y además, siempre que se visita un lugar hay que dejar algo pendiente para la próxima vez.

Esta ha sido una ciudad que nos ha sorprendido muy gratamente, aunque está aquí al lado, a una hora y media en avión, era una ciudad desconocida para nosotros y sin duda volveremos algún día.

Un viaje muy recomendable...





LVMG